La consecuencia natural, física, de que tu mano choque bruscamente con un vaso, es que caiga y se derrame lo contenido en su interior; pudiendo provocar además, que se pueda romper y exista riesgo de caída si nos resbalamos.
Para mí, que unas peques no quieran jugar con otra que ha insultado o pegado, no es una consecuencia natural/física, sino una consecuencia social.
Cuando en entornos de crianza respetuosa se reflexiona sobre esta situación, una peque (pongamos de cinco años) que derrama involuntariamente un vaso, suele proponerse que sea la adulta quien lo recoja y la peque, a través de tener ese modelo, más una supuesta tendencia innata, una predisposición biológica, a asumir responsabilidades, llegará un día en el que voluntariamente, recogerá el vaso que ha derramado sin intención.
Se suele poner el ejemplo, de que si invitamos a una adulta a casa a comer y derrama un vaso, no la obligamos ni la pedimos que lo recoja, seguramente nos levantaremos y lo limpiaremos, incluso aunque nuestra invitada insista en que lo quiere hacer. ¿Qué ocurriría si esta amiga viene todos los sábados a comer a casa y cada sábado derrama un vaso?¿Iríamos con tanta presteza?¿Y si fuera nuestra compañera de piso y ocurriera frecuentemente que deja el baño sucio? ¿Hasta qué edad lo recogeríamos: 5, 15, 50 años?¿Atendiendo a qué criterio?
¿Qué influye más, el ejemplo o la cultura hegemónica en la que las mamás limpian y los papás (si los hay) no se dedican a tareas de cuidado? Me pregunto si nace espontáneamente la responsabilidad, o más fuerte que ese impulso es el modelo de ver al tío en todas las reuniones familiares sentado en el sofá mientras las mujeres de la casa preparan la comida, cuidan de las peques, preparan la mesa… ¿Qué experiencia se queda más grabada? El modelo hegemónico es un enemigo muy grande. Su modelo es omnipresente. Yo no me atrevo a dejar en manos de ese supuesto destino marcado en los genes algo tan relevante como asumir responsabilidades hacia lo colectivo, aprender a cuidar como responsabilidad social. Si esperamos a que lo haga de forma espontánea, puede que cuando surgiera ese deseo ya se hayan asentado los cimientos de nuestra cultura individualista y las relaciones de dominación.
Mi propuesta es que sea un proceso, atendiendo a su edad o capacidad. ¿Cuándo empezar ese proceso en el que implicar a la peque? Pues una referencia pudiera ser la adquisición de la Teoría de la Mente, la capacidad de inferir que otras personas pueden tener deseos, emociones, necesidades, pensamientos… diferentes a las propias. Ese proceso puede transcurrir desde un juego en las más peques hasta mostrar cómo hacerlo, invitar a recoger conjuntamente, ayudar a la peque… para poco a poco, atendiendo a la capacidad, asumir responsabilidades comunes.
TXELU LEGA