Entiendo adoctrinar como la transmisión de unos conocimientos, la adquisición de una actitud, unos valores, unas formas de relacionarse y actuar… a través de la fuerza; ya sea directa, como puede ocurrir en regímenes totalitarios o “indirectamente” (con mil comillas), a través, por ejemplo, del miedo a cometer pecados castigados por una divinidad.
En algunas escuelas libres se proclama la existencia de neutralidad, de un no posicionamiento político. Habría que definir qué es política, aunque para mí la política está presente en todos los ámbitos de nuestra vida; pero sí podría destacar que política y parlamentarismo no tienen por qué estar unidas; es más, para mí no lo están en absoluto en este texto. Y aunque no hagamos juicios de valor ni comparaciones, toda relación se realiza en un contexto determinado con personas con identidades propias. No es la misma vivencia que en una escuela un límite te lo ponga un hombre blanco que una mujer negra con velo. Los materiales, cuentos, canciones… están dotados de una carga política. Hasta podríamos reflexionar si hay política en cómo están organizadas las salas; por ejemplo, si favorecen el juego individual o grupal. Para mí, todo eso es política. Todas esas decisiones tienen un posicionamiento diferenciado, sea la decisión y el posicionamiento consciente o inconsciente. Y las respuestas que damos a preguntas directas que piden nuestra opinión están cargadas de política; más cómo acompañamos las emociones, los conflictos, los abusos de poder y las exclusiones…
Por eso abogo por politizar los espacios de aprendizaje. Si no somos conscientes desde dónde nos relacionamos, el Estado, las religiones, la publicidad, el patriarcado… no tendrán ninguna duda ética en actuar. Y politizar es dotar de herramientas que permitan mantener una actitud crítica ante todo. Ante todo, implica también ante las adultas. Y esa es una de las principales diferencias con el adoctrinamiento. Que al politizar, las peques pueden cuestionar los posicionamientos adultos sin juzgarse sus ideas. La imagen es una barricada-antiadultas para que no entraran en la sala. En muchas ocasiones que se saltan normas, sobre todo en momentos de insumisión colectiva hacia las adultas, tenemos que impedir alguna acción, pero incluso ahí, tenemos una sonrisa interna alegrándonos de la rebelión, de la sublevación colectiva. Politizar permite analizar críticamente la realidad desde diferentes posturas, sin mantener ninguna idea como dogma, sin mantener ideas que no consideren el contexto particular, concreto, presente.
Hay proyectos respetuosos que tienen una visión de transformación de la realidad, valorando que un cambio en las vivencias y los aprendizajes de las peques provocará un cambio en la realidad. Cambio personal imprescindible, primario, pero reflexiono que si esas peques no han vivenciado espacios en los que se ponga el foco en lo individual y lo colectivo, ¿sabrán construir una realidad, una sociedad, completamente distinta, radicalmente distinta, si no han tenido espacios donde vivenciar y aprender a hacerlo desde sus primeros años de vida? Podrán comenzar a hacerlo en la adolescencia e incluso en la adultez, pero previamente tendrán que desaprender todo lo interiorizado.
Txelu Lega