Raíces y hogueras

Cambiando la mirada hacia la niñez

La seguridad, como raíz emocional, propicia una maduración, un crecimiento, que sostiene y nutre el desarrollo sano. Vivir desde la seguridad emocional permite explorar: el mundo emocional propio y ajeno; el entorno, mediante el juego principalmente; las relaciones con iguales y personas adultas (sin evitar o evadir los conflictos propios de la convivencia).

El tránsito desde las vivencias de seguridad hacia las experiencias de exploración se realiza atravesando un puente construido con confianza, depositada por las adultas de referencia.

Hogueras. Desde hace decenas de miles de años, el Ser Humano ha usado el fuego para diversas finalidades. Una de ellas, el encuentro. Calentarse alrededor de una lumbre mientras contemplábamos los rostros al compartir miedos, inseguridades, experiencias, alegrías, ilusiones, reflexiones, debates, discrepancias, anhelos, incertidumbres… mientras se generaba comunidad, mientras se creaba colectivo, mientras sentíamos la necesidad del apoyo mutuo, de la crianza colectiva, de cuidarnos y responsabilizarnos para poner la vida en el centro.

Necesitamos implicarnos individual y colectivamente en construir alternativas a esta sociedad adultocentrista, necesitamos implicarnos individual y colectivamente en la tarea de hacer habitables las ciudades para la niñez, en relacionarnos de forma respetuosa con las peques, en dotarlas de herramientas para que sean capaces de mantener discursos críticos con la cultura hegemónica… y para todo ello, las peques necesitan una salud emocional basada en vivir desde la seguridad para favorecer la exploración y las adultas, una tribu que permita acompañar las necesidades de todas las personas, adultas y peques; una tribu que desde el apoyo mutuo ponga los cuidados en el centro; y organice desde esos cuidados, todos los ámbitos sociales, todos los aspectos de nuestras vidas.

Compartiendo mi formación y experiencia con familias y profesionales que acompañan a peques entre los 3 y los 7 años